El nuevo contrato de suministro que licitará el Consistorio, valorado en 125 millones de euros, incluirá la exigencia de que toda la energía suministrada sea de origen verde
La Ciudad Condal se suma a otras grandes capitales que han incluido este requisito en sus suministros, como Madrid, Zaragoza, Alicante o Cádiz
Será un “acuerdo marco de transición” hasta la creación de su propia comercializadora en 2018 e incluirá medidas contra la pobreza energética, según fuentes municipales
Como acaban de hacer Madrid y Cádiz, y antes Zaragoza y Alicante, el Ayuntamiento de Barcelona también exigirá que el 100% de la electricidad consumida por el consistorio sea de origen renovable.
El Ayuntamiento barcelonés sacará a concurso en breve un acuerdo marco de suministro de electricidad para el consistorio y otros organismos asociados que incluirá esta exigencia, confirman fuentes municipales, que explican que el pliego de condiciones del contrato será analizado la semana que viene por la Comisión de Presidencia del consistorio.
En él, además de esta exigencia, se incluirán cláusulas específicas que palíen los efectos de la pobreza energética. Las mismas fuentes señalan que este “va a ser un acuerdo marco de transición” hasta la puesta en funcionamiento, prevista para el otoño de 2018, de una comercializadora municipal de titularidad pública, que estaba recogida en el programa electoral con el que Ada Colau ganó las elecciones de mayo de 2015.
El nuevo contrato está valorado en 125 millones de euros, sin incluir el IVA, y se dividirá en varios lotes, según el anuncio previo publicado en el Diario Oficial de la Comisión Europea el pasado 17 de diciembre. El contrato tendrá una duración inicial de 24 meses, con posibilidad de prórroga por otros dos años, y se dividirá en varios lotes. Uno de ellos incluirá el “suministro eléctrico en baja tensión en edificios/instalaciones que dispongan de sistemas de producción de energía fotovoltaica”. Previsiblemente, el anuncio de licitación se publicará la semana que viene.
La empresa que actualmente presta el servicio de suministro eléctrico al Ayuntamiento de Barcelona es Endesa, que tiene el monopolio de la distribución en Catalunya. El contrato vigente, que es anterior a la llegada de Colau a la alcaldía (de 2013), ya incluía algunas medidas de fomento de las energías renovables, pero no esa exigencia de electricidad verde.
Cada vez más municipios
Con este contrato, las dos mayores ciudades de España van a apostar por contratar electricidad de origen 100% renovable con comercializadoras que tienen certificada su producción como limpia por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a través de un sistema de garantía de origen. En los dos últimos dos años se han sumado a esta tendencia centenares de municipios. Y en breve va a ser una realidad en las dos ciudades más pobladas de España.
El salto cualitativo en esta transición energética ha llegado con Madrid (3,1 millones de habitantes), que el pasado 30 de diciembre anunció que a partir de este mes todos sus edificios municipales (oficinas, colegios, centros culturales, de mayores, de servicios sociales y deportivos, bibliotecas, escuelas infantiles, las sedes de la Policía Municipal, SAMUR y Bomberos…) funcionan con energía eléctrica 100% de origen renovable, en virtud de un acuerdo con Endesa, que ya era su suministrador. El consistorio madrileño ha prorrogado el contrato con la eléctrica incluyendo esta cláusula.
Otro ejemplo es Cádiz (120.468 habitantes), desde el 1 de enero de 2016. La particularidad en este caso es que el suministro lo presta Eléctrica de Cádiz, comercializadora y distribuidora de la que el consistorio es principal accionista con el 55% (otro 33,5% es de Endesa y el 11,2% restante, de Unicaja).
“Con datos de 2015, nos convierte en la mayor comercializadora nacional por número de usuarios que vende energía 100% renovable”, señalaba hace unos días David Navarro, presidente de la empresa municipal y concejal de Economía y Hacienda del ayuntamiento gaditano, al anunciar que la energía que suministra la compañía es 100% verde.
A diferencia de lo que ocurre con los consumidores domésticos, que para exigir 100% de energía verde tienen que acudir a un contrato en el mercado libre más caro que el regulado del previo voluntario al pequeño consumidor (PVPC), para la Administración optar por este tipo de cláusulas no implica un sobreprecio, dado su mayor poder de negociación con la comercializadora.
Las Vegas se ha convertido en la primera gran urbe de Estados Unidos en utilizar electricidad solo de origen renovable en todos sus dificios e infraestructuras públicas, fundamentalmente gracias a los 100 megavatios aportados por la planta fotovoltaica Boudel Solar I, localizada al sur del Estado de Nevada. A finales de 2017, la presa de Hoover también suministrará energía hidroeléctrica a la región.
Las Vegas inició en 2008 su andadura hacia la energía 100% renovable. Desde entonces, la ciudad se ha ido llenando de sistemas solares situados en edificios, parques, o sobre tejados industriales (como la planta de tratamiento de aguas residuales), de manera que toda la infraestructura pública, desde los edificios de gobierno hasta las luces en las calles, ya se abastecen de electricidad producida de manera renovable.
Así, a fecha de hoy, un total de 140 instalaciones proporcionan energía limpia y verde a la ciudad, según informa Las Vegas Review-Journal. Se estima que gracias a ello, el Ayuntamiento se está ahorrando en torno a cinco millones de dólares cada año.
Con la finalización del gran proyecto Boulder Solar I, construido mediante una alianza con NVEnergy –compañía eléctrica con la que el Ayuntamiento suscribió un acuerdo hace un año–, la alcaldesa de Las Vegas, Carolyn Goodman, pudo anunciar hace una semana que la meta de usar solo electricidad renovable había sido ya alcanzada. La instalación, de 100 MW, se encuentra en el Valle de Eldorado (sur de Nevada), junto con la planta solar Boulder II, de 50 MW.
La ciudad de los casinos, cuya áarea metropolitana ronda los dos millones de habitantes, cuenta también con instalaciones geotermales y a partir de finales de 2017 empezará a recibir energía de la central hidroeléctrica Hoover Dam, que complementará las fuentes renovables existentes.
El éxito de esta ciudad podría empujar a otras, como San Francisco o San José, que se han comprometido a producir el 100% de su energía en forma renovable para 2035, a tratar de alcanzar su meta con mayor rapidez.
El país prevé alcanzar con creces el objetivo climático acordado en la cumbre de París que era llegar al 40% para 2030
Sin un gran apoyo económico estatal, su potencial para las renovables ha hecho que compañías públicas y privadas de todo el mundo inviertan en el proyecto
El Gobierno indio ha pronosticado que superará los objetivos sobre energía renovable fijados en París el año pasado en casi la mitad y tres años antes de lo previsto. El boceto de un plan energético a diez años publicado esta semana predice que el 57% de la capacidad total eléctrica de India provendrá de fuentes de energía renovables en el año 2027. El objetivo climático que se acordó en París era del 40% para el año 2030.
Según los analistas, la previsión refleja un incremento de la inversión privada en este tipo de proyectos durante el año pasado.
El proyecto del plan nacional de electricidad también indica que no se necesitarán nuevas centrales de carbón para satisfacer las necesidades energéticas de India al menos hasta 2027. Esto plantea nuevas dudas dudas sobre la viabilidad de las inversiones mineras indias en el exterior, como la mina Carmichael de la compañía energética Adani en Queensland, la mina de carbón más grande que se había planeado levantar en Australia.
El ministro de Energía de India, Piyush Goyal, ha lanzado un llamamiento a las naciones más ricas para que inviertan en proyectos de energía renovable, y ayudar así al país a alcanzar y superar los objetivos que se acordaron en París en noviembre de 2015.
El Estado no va a realizar importantes inversiones, pero Tim Buckley, director de la Institution for Energy Economics and Financial Analysis, explica que India ha compensado este déficit con una afluencia de capital procedente del sector privado tanto nacional como extranjero en el último año.
La empresa japonesa Softbank junto a la compañía taiwanesa Foxconn y el grupo empresarial indio Bharti Enterprises, se ha comprometido a invertir 19.130 millones de euros en el sector de energía solar indio.
En septiembre, la compañía energética francesa EDF (en gran medida propiedad del Estado francés) anunció que invertirá 1.915 millones de euros en proyectos indios de energía renovable, señalando la enorme demanda proyectada por parte del país y el «fantástico» potencial de su energía eólica y solar.
Adani abrió la mayor planta de energía solar del mundo en el Estado indio de Tamil Nadu a principios de este año. En octubre, el conglomerado energético Tata anunció que tenía como objetivo generar hasta el 40% de su energía a través de fuentes de energía renovables en el año 2015.
Buckley ha dicho también que la «completamente transfomadora» previsión india también ha sido posible por los avances tecnológicos que han hecho que el precio de la energía solar haya caído en un 80% en los últimos cinco años.
«India avanza en dejar de lado a los combustibles fósiles a un ritmo difícilmente imaginable hace solo dos años», asegura. «Goyal ha expuesto un plan energético que es viable y está comercialmente justificado sin subvenciones, para que grandes empresas internacionales y de servicios públicos se comprometan con él».
En las previsiones para 2027, India quiere generar 275 gigavatios de energíacompletamente renovable, además de 72 gigavatios de energía hidroeléctrica y 15 gigavatios más procedentes de energía nuclear. Casi 100 gigavatios provendrían de otras fuentes de «cero emisiones» y se espera que los progresos en eficiencia energética alivien la necesidad de un incremento de capacidad de 40 gigavatios en los próximos 10 años, como indican las previsiones.
Los proyectos energéticos basados en el carbón –unos 50 gigavatios– procedentes de que están siendo desarrollados en India quedarían «en su mayor parte abandonados» según esta previsión, asegura Buckley. Los modelos oficiales muestran que «no se necesita ninguna de estas instalaciones antes de 2022 y probablemente tampoco hasta 2027».
Ambos países funcionan casi al 100% con energías renovables. Los combustibles fósiles apenas alcanzan el 0,01% y el 1,88% de la electricidad demandada, respectivamente.
Costa Rica ha logrado abastecer casi el 100% de la demanda eléctrica con energías renovables en 2016 por segundo año consecutivo. Según los datos publicados por el Centro Nacional de Control de Energía del país, tan solo un 1,88% de la energía requerida a lo largo de este año que está a punto de finalizar se originó mediante combustibles fósiles. La independencia de estas fuentes es aún mayor en Islandia: solamente generan el 0,01% de la electricidad, de acuerdo a las cifras de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) referentes al pasado mes de agosto. Dos países que marcan el rumbo hacia un modelo completamente ‘verde’.
El objetivo de Costa Rica es alcanzar pronto el 100%. Lo ha logrado 252 días este año, apunta el citado organismo, aunque las cifras fueron mejores en 2015, con 285 operando solamente con ‘luz renovable’ y un porcentaje total del 98,99%.
La nación centroamericana sustenta su sistema energético en una serie de plantas hidroeléctricas, pues cuenta con una amplia red de ríos y es zona de abundantes lluvias tropicales. Así, el agua es la fuente que ha generado el 74,35% de la electricidad demandada en 2016, seguida de la geotermia, que ha producido un 12,74%, y del viento, con un 10,3%. Sin embargo, el sol aún no es aprovechado y apenas ha generado un 0,01%, por detrás de la biomasa (0,72%).
Por su parte, Islandia ha conseguido prácticamente convertir su producción de energía en 100% renovable gracias principalmente a las tecnologías hidroeléctrica y geotérmica. Según la IEA, en agosto la primera generó el 71,03% de la luz y la segunda, el 28,91%, mientras que la cifra total de generación ‘verde’ se encontraba en el 99,99%.
En el resto de Europa, a excepción de Noruega, Luxemburgo, Austria o Portugal, los combustibles fósiles siguen siendo la fuente de energía eléctrica más importante.
El Hierro
En España, la isla canaria de El Hierro consiguió funcionar a mediados de julio solamente con energías renovables durante 55 horas. La central hidroeléctrica de Gorona del Viento produjo la totalidad de la energía demandada en la isla, ahorrando 83 toneladas de combustible y evitando la emisión a la atmósfera de más de 240 toneladas de CO2 durante ese periodo.
La planta combina de forma segura la energía eólica y un sistema hidráulico. Se emplea el viento para generar electricidad y bombear agua desde un embalse inferior a otro superior; cuando no hay viento, entra en funcionamiento ese sistema hidráulico basado en la fuerza del trasvase del agua.
Fue inaugurada en junio de 2014 y consiguió el pleno de fuentes renovables en la isla por primera vez el 9 de agosto de 2015, marcando un importante hito. Ya se han interesado en este proyecto países como Cabo Verde.
¿Una España 100% ‘verde’?
La Alianza por el Clima, formada por más de 400 organizaciones ecologistas, sindicales y de cooperación al desarrollo, publicó este martes un documento de propuestas para la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética que elaborará el Gobierno, en el que fija como objetivo para 2050 que el 100% de la energía proceda de fuentes renovables.
“Desde Alianza por el Clima pedimos a los responsables políticos que inicien de forma urgente un proceso participativo que genere una ley de Cambio Climático y Transición Energética que sea lo suficientemente ambiciosa para avanzar hacia un futuro energético descarbonizado en 2050. Una ley de estas características es crucial que contemple objetivos de reducción de emisiones a medio (2020, 2030) y largo plazo (2050) que sean lo suficientemente ambiciosos para posicionar a España en una senda continua de reducción de emisiones respecto de las actuales”, señala el documento.
Entre las medidas propuestas, las organizaciones abogan por potenciar las inversiones en energías limpias e impulsar el autoconsumo, limitar la captura y el almacenamiento de carbono a las instalaciones ya existentes y fomentar el transporte colectivo, la bicicleta o los desplazamientos a pie, así como impulsar la rehabilitación energética de viviendas y edificios, fomentar la agricultura ecológica o limitar la expansión residencial y de zonas empresariales alejadas de centros urbanos.
El estándar de construcción diseñado a finales de los ochenta en Alemania consigue, mediante el aislamiento, que el consumo de energía se limite a la mínima expresión.
La casa de Alejandro y Esther no es como las demás. Hay razones obvias desde el exterior: se trata de un chalet en Rivas (Madrid) con 300 metros cuadrados construidos, pocas ventanas y un jardín con piscina que firmaría —casi— cualquier español. Las sensaciones, por dentro, son extrañas. Se echan en falta pequeños detalles de las demás casas: que la temperatura varíe en cada habitación, una corriente de aire o el constante runrún de los coches en la calle. Incluso los radiadores. En la casa de Alejandro y Esther siempre hay silencio a 24 grados centígrados: «Cuando llueve nos enteramos por la ventana, ni siquiera se escuchan las gotas al caer», dice Esther, divertida. La casa de Alejandro y Esther no es como las demás porque es una de las primeras casas pasivas de España.
La casa de Alejandro y Esther no es como las demás. Hay razones obvias desde el exterior: se trata de un chalet en Rivas (Madrid) con 300 metros cuadrados construidos, pocas ventanas y un jardín con piscina que firmaría —casi— cualquier español. Las sensaciones, por dentro, son extrañas. Se echan en falta pequeños detalles de las demás casas: que la temperatura varíe en cada habitación, una corriente de aire o el constante runrún de los coches en la calle. Incluso los radiadores. En la casa de Alejandro y Esther siempre hay silencio a 24 grados centígrados: «Cuando llueve nos enteramos por la ventana, ni siquiera se escuchan las gotas al caer», dice Esther, divertida. La casa de Alejandro y Esther no es como las demás porque es una de las primeras casas pasivas de España.
Por qué una bomba de calor es el sistema de calefacción más eficiente
Aunque no es muy conocido ni utilizado en España, el sistema de la bomba de calor hace que su consumo de energía sea reducido en comparación con su rendimiento
El concepto de casa pasiva nace a finales de los setenta como un tipo de construcción enfocada a la eficiencia energética. El objetivo es simple: reducir al mínimo en consumo energético por medio de medidas pasivas, como el aislamiento o la orientación del edificio, para mantener en el interior una temperatura confortable sin necesidad de calefacción o aire acondicionado. La casa pasiva se materializó en varios prototipos hasta que, entrados los ochenta, los doctores Bo Adamson y Wolfgang Feist postularon unos estándares de construcción que, a la postre, serían las bases sobre las que pivota el Passivhaus Institute, entidad certificadora a nivel internacional de las casas pasivas.
Alejandro y Esther tenían un terreno en Rivas, un presupuesto y la ilusión de construir una casa donde vivir con sus tres hijos. Acudieron al estudio del arquitecto David Marsinyach sin saber qué era una casa pasiva y terminaron viviendo en una enorme construcción de madera sin radiadores. «Entraba dentro de nuestro presupuesto, tuvimos la oportunidad de diseñarla y, claro, también importaba el ahorro energético», explica Alejandro. La familia paga 82 euros de factura energética en diciembre mientras que sus vecinos, solo en calefacción, se dejan en torno a 300 euros. Los fabricantes de casas pasivas estiman un sobrecoste de entre el 2% y el 6% en construcciones que cumplan los estándares ‘passivhaus’, que se amortizarían en un plazo máximo de siete años con la factura de la luz. En el caso de las construcciones de madera se abaratan los costes en general, como sucede con la casa de Alejandro y Esther que, nueva, sale más barata que el mercado de segunda mano.
La clave de las casas pasivas es el aislamiento. El Passivhaus Institut provee un ‘software’ a los arquitectos, llamado PHPP, que marca las pautas de construcción para cada proyecto: que si un triple acristalamiento aquí, que si forra ese tabique con vidrio celular, cuidado con ese puente térmico, recuerda que no es lo mismo tener árboles de hoja caduca que perenne alrededor de la casa. «En realidad, el programa te lo da todo hecho, luego hay que conseguir que la obra se ejecute con ese nivel de excelencia, y no es fácil, créeme», dice Marsinyach entre risas.
Durante la certificación el arquitecto trabaja con un inspector del Institut durante toda la construcción para asegurarse de que se cumple con el manual (PDF). «Si se nos ocurre alguna solución alternativa tenemos que enviarla a Alemania para que la estudien. Una vez que la aprueban, entra en el manual», dice Marsinyach, orgulloso de aportar un sistema de calentamiento de agua de bajo consumo al movimiento passivhaus. Es la única medida activa de la casa junto al sistema de ventilación, en constante funcionamiento, que saca el aire viciado y lo renueva constantemente. En el tránsito, detalla Marsinyach, el aire caliente templa el frío que llega de la calle, logrando no solo climatizar la casa, sino evitar la entrada de impurezas. «No hay polvo en los muebles», afirma Alejandro.
Para obtener el certificado del Passivhaus Institut, además de pagar una cifra en torno a 3.000 euros, hay que pasar el temido Blower Test. «Se trata de ubicar un gran ventilador en la puerta de la casa y, con una cámara térmica, los inspectores vigilan que no haya pérdidas de calor. Para que te hagas una idea, el aire de una casa normal, con todo cerrado, se renueva seis veces diarias por las pérdidas. A nosotros nos permiten un máximo de 0,6 ventilaciones por día», afirma Marsinyach. Hay otros tres requisitos técnicos: que las demandas de calefacción y refrigeración sean inferiores a 15 kWh/(m²a) y la de energía primaria baje de 120 kWh/(m²a). Una casa normal consume en torno al 90% más.
«¿Sabes lo que es raro? No poder abrir las ventanas. En verano, cuando están los niños en la piscina, se nos hace extraño mantener la puerta cerrada», dice Esther. «Yo se lo dejé muy claro desde el principio: puedes abrir las ventanas cuando quieras, pero estás perdiendo dinero», le responde el arquitecto. El pasado verano, en plena ola de calor, el matrimonio reconoce que las medidas pasivas se desbordaron y que sudaron como el resto de mortales; ahora valoran incluir una ventana en la parte superior de la casa para dejar que el calor escape en verano.
La casa de Alejandro y Esther es uno de los últimos ejemplos de una tendencia creciente en España. Desde 2011 los arquitectos especializados han notado un aumento en el interés de sus clientes por este tipo de construcción. Lo achacan al repunte de la factura energética, a los últimos coletazos de la crisis e incluso a que obtener el certificado es una inversión, ya que los planes de construcción nacionales apuntan en la misma dirección —aislamientos, hermeticidad, aprovechamiento de la energía— y en algunas ciudades europeas como Bruselas es obligatorio construir bajo estos estándares desde 2012. En Alemania, cientos de pequeños municipios vigilan los aislamientos bajo los criterios del doctor Feist.
Un estándar en Alemania e Inglaterra
A diferencia de países como Alemania, Francia o Inglaterra, que cuentan con cientos de edificios certificados, en España apenas superamos la veintena. Todo obra privada excepto algunos proyectos piloto que el Gobierno vasco ha constituido en VPO: «El modelo de edificio pasivo es perfecto para grandes edificios de oficinas y viviendas de protección oficial, porque permite que sus inquilinos, que en principio no tienen grandes recursos económicos, se liberen de los gastos de electricidad. Además es mucho más eficiente y ecológico; yo he conocido promociones de 1.000 VPO en Vallecas que compartían sistema de calefacción y no se podían encender hasta que se llenasen todas las casas», lamenta Marsinyach. En Bilbao, haciendo gala de su naturaleza grandilocuente, podrán presumir el próximo año del edificio pasivo más grande del mundo, que contará con 108 viviendas protegidas y 63 sociales.
Uno de los osbtáculos a los que se enfrentan los estándares de casa pasiva es que solo certifican a las nuevas construcciones, lo que circunscribe el potencial de clientes a los que pueden permitirse la creación de una casa unifamiliar. «Lamentablemente uno no puede aislar solo su piso, tiene que hacerlo todo el edificio, y entonces no será considerado Passivhaus, sino EnerPHit, que es un certificado para rehabilitaciones», advierte Daniel Diedrich, otro arquitecto que se especializó en la materia en lo más riguroso de la crisis.
Diedrich está a punto de entregar las llaves de una casa pasiva en la que ha ido más allá de los estándares: mediante unos paneles solares en el techo aspira a que la casa no solo sea autosuficiente sino que, ante el inminente cambio de la legislación en autoconsumo, sus inquilinos puedan vender el excedente a Iberdrola. «La casa está preparada para cuando caiga el impuesto al sol. Tiene un contador de electricidad reversible que, cuando generas más electricidad de la que consumes, descuenta gasto», asegura Diedrich. Según su versión, en el peor de los escenarios el ahorro energético corresponde a un 80%.
Diedrich presume de que la nueva construcción, llamada Titania y ubicada en la calle Arturo Soria (Madrid), será certificada como la primera Passivhaus Plus de España, ya que genera más energía de la que consume. «Con 3.000 vatios —el consumo de un calefactor eléctrico— conseguimos climatizar 180 metros cuadrados a base de hacer como los ingenieros de la Fórmula 1: preocuparnos por el detalle para pulir centésimas», dice el arquitecto. Existe una última categoría, la Passivhaus Premium, que corresponde a edificios cuya producción de energía renovable casi duplica a su consumo.
Diedrich ha utilizado un sistema de ventilación basado en la aerotermia, similar al de Marsinyach en Rivas, que suple las necesidades de calefacción. También como Marsinyach, Diedrich ha detectado que la arquitectura ‘passivhaus’ sufre con el estío español: «Es mucho más difícil mantener la temperatura en verano que en invierno; ten en cuenta que los electrodomésticos, y los seres humanos, somos fuentes de calor, pero no hay ninguna de frío. Y tampoco podemos negar que el estándar de casa pasiva se diseñó en Alemania, que es un país de clima frío», argumenta Diedrich. «Cuando en la calle hay 38 grados, poco se puede hacer», apunta Marsinyach.
Puedes abrir las ventanas cuando quieras, pero tienes que comprender que estás perdiendo dineroEn un momento en el que el interés de los españoles por abaratar la factura energética converge con las normativas comunitarias y nacionales en materia de construcción, las casas pasivas surgen como una opción cada vez más habitual. Según los expertos, el sector se enfrenta a dos retos. El primero pasa por conseguir mano de obra especializada, familiarizada con los nuevos materiales: «Nos cuesta mucho encontrar a profesionales. Necesitamos gente que conozca los materiales y sepa cómo construir según los estándares de Passivhaus, y hay muy, muy pocos perfiles así en España», advierte Marsinyach.
Por su parte Diedrich señala que la clave es concienciar a la sociedad: «Tiene que cambiar nuestra mentalidad, tenemos que comprender que cuando perdemos calor por una ventana, perdemos dinero en realidad. No hay cultura de aislamiento en España. Yo comparo nuestros edificios con las cafeteras: son todos jarras de cristal que se calientan constantemente con una resistencia cuando deberían ser termos».
Las centrales renovables tienen un punto débil: en general, cuando el viento deja de soplar y el sol no sale, dejan de producir electricidad. ¿Se puede almacenar eficazmente la energía que se produce en el momento de mayor actividad para poder utilizarla cuando la necesitemos?
El problema es que acumular electricidad no es tan fácil cuando se trata de cantidades de energía importantes. En la actualidad, alrededor del 95 % de estos sistemas se basan en la tecnología de las centrales hidroeléctricas reversibles o de bombeo. Las centrales hidroeléctricas constan de dos embalses situados a distintas alturas.
Cuando la demanda de electricidad es alta, la central deja pasar el agua desde el embalse superior al inferior a través de las turbinas, generando electricidad, y aprovecha los ciclos de baja demanda para bombear el agua de vuelta al embalse superior. A pesar de eso, su construcción degrada el entorno además de estar limitada por la orografía del terreno
Se podría sostener un método válido para almacenar la energía del aire. En el momento en que hay mayor cantidad de energía se podría comprimir y guardar bajo presión en recipientes o cuevas hasta que la necesitemos. Después se debería extraer y pasarlo por turbinas.
El incoveniente es aportar calor al aire, ya que se debe quemar gas natural, que contamina. ¿Y qué pasa cuando lo que tenemos es un campo de helióstatos, esto es, un conjunto de espejos apuntando a una gran caja negra? En este caso es posible aplicar los principios del almacenamiento termoquímico de energía, una tecnología en la que España es pionera.
En la actualidad se trabaja en imanes superconductores capaces de liberar la energía casi al instante y de soportar infinitos ciclos de carga y descarga, o módulos de energía gravitacional que utilizan el mismo principio que las centrales hidroeléctricas reversibles pero con masas sólidas… Se trata de un punto clave para las renovables, que, sin duda, van a requerir sistemas baratos, fiables y masivos.
¿Es posible integrar la energía eólica en el paisaje urbano y no solamente en áreas remotas sin acceso a la electricidad tradicional? Esto es precisamente lo que pretende la empresa francesa ‘New Wind‘ con su aerogenerador en forma de árbol denominado ‘L`Abre a Vent’ (Viento del árbol). Un árbol artificial que gracias a su forma y su tamaño de unos tres metros de alto se camufla entre los árboles de la ciudad y aprovecha las pequeñas corrientes de aire.
Sus hojas de plástico verde, denominadas Aeroleaf, son en realidad pequeñas turbinas eólicas dependientes de un tronco de acero que funcionan como una red local de pequeños aerogeneradores silenciosos. Éstos aprovechan la más mínima brisa de aire, llegando a producir energía con vientos inferiores a los dos metros por segundo. Una cifra relevante, ya que el destino de estos árboles artificiales es el entorno urbano, un lugar en que los edificios disminuyen la velocidad del viento y éste cambia de dirección constantemente.
La idea se me ocurrió en una plaza donde veía las hojas de los árboles mecerse pese a que no había una brizna de viento, asegura Jérôme Michaud-Larivière, fundador de la empresa parisina NewWind y comercializadora del ‘árbol del viento’.
Ante esta situación, decidió apostar por las pequeñas corrientes de aire que circulan en las ciudades, entre los edificios y las calles, a fin de alimentar con electricidad a las farolas LED o una estación de recarga de coches.
De este modo, un árbol de viento puede llegar a generar energía durante 280 días al año, apunta su creador francés, Jérôme Michaud-Larivière; estimando la suma total de producción energética de sus turbinas en 3,1 KW.
Así, sus turbinas verticales con forma cónica y una pequeña masa, generan electricidad suficiente para iluminar más de una decena de farolas, suministrar la electricidad que necesita un coche eléctrico para recorrer 15.000 kilómetros o proporcionar el 83% de la potencia eléctrica promedio de una vivienda en Francia.
Además, gracias a esta forma de generación de energía eléctrica, con un solo árbol, se evita la emisión de 3,2 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Este ‘árbol’ podría por tanto instalarse en las ciudades para suministrar energía gratuita y 100% limpia. París decidió apostar por este tipo de generador de electricidad en la Plaza de la Concordia en 2015 a modo de exposición y laboratorio, coincidiendo con ser el primer enclave parisino al que llegó el alumbrado público. A día de hoy podemos encontrarlo en las calles de Francia, Alemania o Suiza.
Riccardo Amoroso, director de Innovación de Enel Green Power y vicepresidente deSolarPower Europe, dice: «La industria está teniendo mucho éxito a la hora de recudir el costo del almacenamiento en baterías y mejorar su capacidad para proporcionar servicios y soluciones eficientes al mercado. Ahora, necesitamos que los responsables políticos europeos establezcan condiciones adecuadas, lo que incluye definiciones claras y un diseño de mercado que permita a los proveedores garantizar soluciones competitivas. Esas condiciones permitirán nuevas innovaciones y el correspondiente crecimiento del mercado”.
Michael Schmela, Consejero Ejecutivo de SolarPower Europe, explica, por su parte, que el mercado de la energía solar en Europa ha estado en una fase de transición en los últimos años y, ahora, la combinación de energía solar y almacenamiento es el ajuste perfecto para llevar la energía solar al siguiente nivel de crecimiento que merece: «si el entorno regulatorio de la energía solar y del almacenamiento se establece de manera efectiva, la energía solar contribuirá notablemente a alcanzar el objetivo del 27% en energías renovables para 2030 que marca la Directiva”.
Los expertos de SolarPower consideran que implementar las 10 prioridades que plantean permitiría, en realidad, no solo alcanzar ese objetivo sino elevarlo hasta el 35% sin dificultad, con claros beneficios tanto para los consumidores como para el propio sistema eléctrico. Thomas Doering, analista de políticas de SolarPower Europe, señala al respecto: “ La energía solar junto con el almacenamiento representan una importante opción para flexibilizar el sistema entero, de manera que pueda inyectar o absorber electricidad según lo requiera. Juntos, solar y almacenamiento permiten ofrecer un suministro de electricidad limpia y barata, superando la variabilidad de la generación de energía solar «.
Una ventaja más para los consumidores es que el almacenamiento de la electricidad en baterías les permite implementar nuevos modelos de negocio inteligentes, que maximicen el valor de la electricidad solar.
Las 10 prioridades
Estas son las diez actuaciones prioritarias que, según el documento elaborado por el grupo de trabajo sobre energía solar y almacenamiento de SolarPower (Task Force on Solar & Storage), deben emprender los políticos con urgencia:
1 Introducir en la Directiva revisada sobre Energia (REDII) una definición amplia de “almacenamiento eléctrico”. Esta definición debe:
• Establecer que se trata de un nuevo tipo de activo en la red que puede proporcionar múltiples servicios.
• Reconocer que el almacenamiento aporta valor y que puede servir tanto para inyectar como para absorber electricidad de la red.
• Sentar las bases de una justa tributación de la electricidad almacenada, evitar la doble imposición
• Reconocer el valor comercial de los servicios de flexibilidad prestados tanto al sistema como a nivel local y alentar a los planificadores, reguladores y operadores de sistemas a integrar el almacenamiento de electricidad en su planificación
2 Clarificar la definición y los derechos de los consumidores en cuanto al almacenamiento: se debe consagrar su derecho a autogenerar y consumir energía renovable. Los consumidores deben ser capaces de poseer y operar dispositivos de almacenamiento sin discriminación y la electricidad almacenada debe estar libre de impuestos o cargas específicas.
3 Rediseñar el mercado. Una reforma adecuada de los mercados intradiarios es crucial para permitir que las plantas solares a gran escala asuman mejor sus responsabilidades de equilibrio de la red. Esto también impulsará nuevas soluciones que combinen energía solar y almacenamiento.
4 Debe desarrollarse un mercado real para la venta y adquisición de servicios flexibles, tanto a nivel de transmisión como de distribución. Para ello:
• Los recursos energéticos distribuidos deben tener pleno acceso al mercado. • Las exigencias sobre tamaño mínimo deben reducirse.
• En los mercados de servicios auxiliares deben valorarse adecuadamente la alta precisión, la rápida respuesta, la inercia sintética, etc. que el almacenamiento puede proporcionar.
• La duración de los contratos en los mercados de servicios auxiliares no debe ser innecesariamente corta, a fin de no penalizar potenciales soluciones con alto CAPEX o que no pueden ser fácilmente rediseñadas para adaptarse a un contrato de corta duración.
5 Fijar una reglas claras que permitan a los operadores de los sistemas de transmisión (TSOs) y de distribución (DSOs) operar sistemas de almacenamiento.
6 Establecer como uno de los criterios para desplegar soluciones de almacenamiento su capacidad de evitar la congestión de la red.
7 Permitir a los consumidores el intercambio de electricidad a escala comunitaria mediante sistemas colectivos de autoconsumo. A los intermediarios se les debe permitir operar estos dispositivos de almacenamiento a través de plataformas de agrupación, tales como centrales virtuales.
8 La transparencia y el acceso a los datos son elementos fundamentales para que las partes interesadas desarrollen de manera proactiva innovaciones en el diseño y en la operación de la red que aumenten la confiabilidad y la seguridad.
9 Los consumidores activos deben recibir una remuneración justa por generar electricidad de respaldo a la red eléctrica.
10 Las tarifas de la red de distribución deben ser «aptas para la transición energética». Deben incentivar a los consumidores a invertir en tecnologías como el almacenamiento y así permitir la optimización de la energía solar fotovoltaica distribuida, garantizando un enfoque equilibrado entre tarifas y capacidad. Este equilibrio puede evolucionar con el tiempo (las tarifas de la red se establecen cada 4 a 5 años en Europa) para acompañar la penetración progresiva de la energía solar y el almacenamiento.
El grupo de trabajo sobre energía solar y almacenamiento de SolarPower Eruopa está formado, entre otros, por ABB, BayWa re, DNV-GL, Eaton, Enel Green Power, Enphase, EuPD Research, EUROBAT, IHS Markit, Tesla, Solar Trade Association, SOLARWATT y Sonnen.
La generación de electricidad a partir de fuentes convencionales en Alemania sigue disminuyendo a favor de la producción con renovables, según el informe de seguimiento de los mercados alemanes de la electricidad y el gas en 2015, que subraya el gran número de opciones que tienen los hogares alemanes para cambiar de suministrador.
“Los consumidores de electricidad en Alemania continúan beneficiándose de poder elegir entre un gran número de proveedores. Cerca de cuatro millones de clientes domésticos cambiaron de proveedor de electricidad en 2015. Eso es aproximadamente 231.000 más que en el año anterior“, ha dicho Jochen Homann, presidente del Bundesnetzagentur, la Agencia Federal de Redes que ha publicado el informe junto al Bundeskartellamt, la Delegación Federal de la Competencia. El porcentaje de los clientes comerciales e industriales que cambiaron se acercó al 13%, la cifra más alta desde el inicio del monitoreo en 2006.
Andreas Mundt, presidente del Bundeskartellamt ha señalado que “los mercados mayoristas de electricidad todavía disfrutaban de una elevada liquidez en 2015, lo que alentó a más proveedores a entrar en el mercado y a que hubiese una mayor diversidad de proveedores en los mercados minoristas. De esta manera, ya no hay un único suministrador dominante en ninguno de los dos mercados minoristas más importantes. De ahí también, que el poder de mercado de los productores convencionales más grandes permanezca por debajo del nivel fijado en 2010“.
La transición energética alemana o energiewende
Aunque en 2015 se han puesto en marcha algunas centrales eléctricas convencionales, Homann ha explicado que “la generación de electricidad a partir de fuentes convencionales sigue disminuyendo a favor de la electricidad a partir de fuentes de energía renovables” y que “el exceso de capacidad de las centrales eléctricas convencionales se reducirá aún más“.
De hecho, la generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovables aumentó 26 TWh en comparación con 2014. Más del 80% de este crecimiento provino de la generación de energía eólica terrestre (15 TWh) y offshore (6,7 TWh). Mientras, la generación de electricidad a partir de fuentes convencionales de energía disminuyó 15 TWh respecto al año anterior.
La capacidad de generación general en 2015 alcanzó 204,6 GW (2014: 196,3 GW), de los cuales 106,7 GW son atribuibles a fuentes convencionales y 97,9 GW a fuentes de energía renovables. Según explica el Bundesnetzagentur en un comunicado esto se debe principalmente a la naturaleza a largo plazo de los proyectos de construcción de plantas de energía convencional que se acordaron con antelación a las políticas de transición energética.
Precios de la electricidad y el gas
En cuanto a los precios de la electricidad, la Agencia Federal de Redes destaca que tras una ligera disminución de los mismos para los clientes domésticos, volvieron a subir ligeramente a partir del 1 de abril de 2016. Por el contrario, los precios de la electricidad para los clientes no domésticos tendieron a disminuir.
En el caso del gas los precios siguieron cayendo incluso después del 1 de abril de 2016. Así, el precio medio de los clientes domésticos en todos los contratos ha disminuido en un 2,1% y ahora es de 6,54 ct/kWh.
Andreas Mundt ha señalado que “los clientes industriales, en particular, han observado una disminución considerable de los precios del gas, lo que se ha visto facilitado por la caída de los precios mayoristas y por el hecho de que los proveedores de los mercados minoristas más grandes se enfrentan a competencia nacional“.
¿Cómo han de ser las ciudades del futuro para que sean el motor del cambio hacia un escenario más sostenible y respetuoso con el medio ambiente? Desde esta nueva sección, vislumbraremos esas Ciudades sostenibles del futuro. Esta semana: el modelo energético.
La mayor parte de la energía que se produce actualmente en el mundo se genera fuera de las ciudades. Sin embargo, dos tercios de esa energía se consume en los entornos urbanos, responsables también del 70% de las emisiones de CO2 del planeta. Este panorama hace necesario cambiar el modelo de las ciudades tal y como se conocen hoy en día, hacia entornos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.
El sistema energético actual implica la existencia de grandes sistemas de transporte y distribución, centros de transformación etc. integrados en un sistema complejo de diseñar, operar y mantener.La generación distribuida supone un cambio en la forma de producir electricidad, planteando generarla en los propios puntos donde se consuma. Además de que estos sistemas serían más sencillos, tendrían un menor coste y permitirían aprovechar las fuentes de energía renovable de cada localización. También abrirán la puerta a que los propios usuarios sean a la vez suministradores, pasando de consumidores a prosumidores.
Aerogeneradores en miniatura Ubicados en las cubiertas de los edificios, podrían aprovechar los vientos de las capas más altas, donde generalmente la velocidad es generalmente mayor. Las ciudades del futuro contarán con mapas eólicos que indicarán las zonas en las que es recomendable instalar aerogeneradores, atendiendo a su producción energética, ruido e impacto visual.
Paneles 2×1 en electricidad y calor El agua caliente sanitaria representa el 26% del consumo energético de los hogares españoles. Estos paneles híbridos permiten generar agua caliente con la radiación solar y producir energía eléctrica al mismo tiempo. De este modo, con unos pocos paneles de este tipo podremos cubrir distintas necesidades, siendo especialmente importantes en lugares como viviendas, hoteles, gimnasios o residencias.
Sacándole partido al mar Las ciudades costeras también dispondrán de sistemas que aprovechen la energía de las olas, así como de las mareas, para producir electricidad. El mar también podrá ser aprovechado para crear redes de refrigeración y reducir el consumo eléctrico de los aires acondicionados.
Parques de biomasa El mantenimiento de parques, jardines y zonas verdes puede suponer una importante fuente de materia prima para obtener biomasa. Existirán mapas y bases de datos con los ‘residuos’ que se pueden obtener de cada una de ellos y se armarán cadenas logísticas para reaprovecharlos. Posteriormente esta biomasa podrá suministrarse para alimentar las calderas de pellets de las viviendas, reduciendo el consumo de combustibles fósiles.
Aerogeneradores que parecen farolas Generalmente de potencia ligeramente mayor a los miniaerogeneradores, se ubicarán aerogeneradores de eje vertical en zonas estratégicas, permitiendo aprovechar los vientos típicos de la ciudad, turbulentos y racheados. Podrían suministrar energía para iluminar los parques o las zonas de aparcamiento donde se instalarán, así como a edificios cercanos. Algunos prototipos incluso plantean eliminar las palas y producir energía con la oscilación del poste al moverse con el viento.
Sacar calor del suelo En la geotermia un fluido circula por una red subterránea de tuberías para luego volver a la vivienda a mayor/menor temperatura. Este sistema, apoyado por calderas de biomasa/biogás, podrá ofrecer calefacción y refrigeración, tanto a nivel particular como de edificio o barrio, y resultará especialmente interesante en las zonas más masificadas.
Pilas ‘de barrio’ Para poder aprovechar al máximo todas estas fuentes de energía, se desarrollarán unos centros de almacenamiento que permitan acumular la energía excedente. Así, sería posible reutilizarla en otros días u horas en que haya baja producción. También se abrirá la puerta al intercambio de energía entre edificios o incluso barrios.
Paredes y suelos que producen energía Cada año el sol arroja 4.000 veces más energía que la que consumimos. La energía fotovoltaica y la arquitectura se fusionarán y los edificios se diseñarán integrando los paneles como parte de su estructura, constituyendo fachadas, tejados o incluso pavimentos. La nanotecnología permitirá mejorar los rendimientos actuales de los paneles, situados en torno al 20%.
Esta sección se realiza con la colaboración del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE)
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