La calefacción por suelo radiante se viene empleando desde la antigüedad. En un inicio, consistía en canalizar los humos de la combustión bajo el suelo con el fin de elevar su temperatura y aportar calor al local.
Posteriormente, ya a mediados del siglo pasado, comenzaron a emplearse nuevas instalaciones que se basaban en el transporte de agua caliente por el interior de una serie de tubos embebidos en el suelo de la vivienda.
En la actualidad, el desarrollo de los materiales plásticos para la conducción de agua, la mejora de los niveles de aislamiento y la posibilidad de regular correctamente las instalaciones permite a los usuarios disfrutar de unos niveles de confort excelentes mediante la climatización por suelo radiante/refrescante.
Este sistema permite un ahorro de energía por la posibilidad de bajar la temperatura seca del aire ambiente, gracias a que hay un paramento caliente, cuya radiación sirve para aumentar la temperatura radiante media. El ahorro que produce esa bajada de la temperatura del ambiente interior, depende de las temperaturas exteriores medias a lo largo de la temporada de calefacción. En la mayoría del territorio peninsular de España, con las temperaturas medias exteriores normales, el ahorro de este sistema puede estimarse entre un 15% y un 20%, comparado con un sistema de calefacción por radiadores, a lo largo de la temporada de calefacción.
Veamos el vídeo de cómo se desarrolla una instalación.
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